Cuarentena porno
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foto x roberto gaete |
Lo que
más me carga de la corona esta, la virulenta corona me asusta porque la gente
debe quedarse en su casa y yo por lo general trabajo a domicilio. Muchas veces
vienen a mi lugar, pero ni a mi lugar van a querer venir con tanto pánico al
contacto físico. Entonces claramente muchxs trabajadorxs sexuales tendremos
menos clientes presenciales, aunque siempre la calentura puede más que
cualquier virus, lo sabemos y nos consta, que el deseo desobedece cuarentenas y
toques de queda, Sin embargo, Se precarizan muchos trabajadorxs en medio de
esta pandemia y la virtualidad retoma sentido con más urgencia. Una
videollamada porno puede salvarte un rato también. Lo recomiendo. Lxs
ciber-clientes abundan en épocas virulentas de cuarentenas.
Desdramaticemos
algo que ha sucedido tantas veces en la historia, de forma sospechosas algunas,
otras más naturales, podemos hasta ponernos conspirativas con la corona. No me
extrañaría. Porque si en medio de revueltas sociales en todo el mundo surge un
virus que nos obliga a quedarnos en la casa y andar miedo a juntarse con las
personas, entonces, ni tan descabellado me resulta ponerme “conspirativo”.
Los
ciber-clientes podrían salvar bastante esta precarización de ciertos trabajos
en mayor contacto físico. Yo al menos ya no ofrezco el servicio de “besos” ,
aun que no se si no dar besos me ayude de no contagiarme de la corona. Usar gantes
de látex para atender, el servicio en la ducha, gran fetiche de muchxs, culiar
en la ducha, bien enjabonadas, con harto friegue y refriegue. Pero sin besos.
Podría
ofrecer un servicio sanitario sexual: guantes de látex, mascarillas, y alcohol
gel, pero nada es confiable estos días y solo nos queda esa extraña fe a la
oscuridad, a no saber, un riesgo, algo nos puede matar a varias a otras las
mantienen en pánico de auto-encierro estricto. Tengo amigas mas obedientes que
otras. Yo debo desobedecer cada cierto tiempo.
Son
días de revuelta en todas sus dimensiones. En tiempos de fascismo y pandemias
nos queda, como siempre, la resistencia. Nuestra utopía agenciada en estos
modos de inter-proteccion, de redes tecno-afectivas. Reactivar modos
colaborativos, por ejemplo, en el trabajo sexual. Como lo está haciendo
Fundacion Margen con el acopio de alimentos y dinero para nuestras colegas de
la tercera edad. Quedarse en casa pero mantenernos en contacto, y ante la
necesidad de presencia, guantes de látex y una linda mascarilla. Solo será un
tiempo, paciencia y juguemos a las películas del futuro distopico, no seamos
ingenuas y mantengámonos alerta. Mas que desinfectadas, alertas, aprendamos a
relacionarnos para no dejar de relacionarnos. El mundo cada vez estará más
toxico. Esto está recién comenzando y entre revueltas sociales y alertas
sanitarias, tendremos que seguir resistiendo desde nuestras redes, nuestros
contactos que han generado un tejido que, aun que el sistema nos prefiera
muertas, seguimos porfiando entre nosotras.
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