El night club subversivo de las putas





La noche del 1º de Mayo (o la madrugada del 2, en estricto rigor) fue entre trabajadoras sexuales. Me invitaron a una fiesta a hacer una performance. La fiesta se llama Night Club Disidente y es organizada por Belladonna Producciones, con una perspectiva feminista del baile erótico y de la organización misma del club. El ingreso de lxs clientes depende de una inscripción por mail y es de cupos limitados. Todo esto como parte de las medidas de resguardo. Ya sabemos lo violento del contexto con ciertas cuerpas de la noche.

Fuimos perras, dominatrix, sumisxs, voyeristas, exhibicionistas, danzarinas del sexo y sacerdotisas de un conjuro erótico en medio de mesas con clientela de distintos sexos. Teníamos cuartos privados para encuentros pagados, hartos condones y lubricantes para un servicio prolijo y mucho estimulo, constantes presentaciones de distintas cuerpas putas envolviendo al publico/clientela en un calor milenario y viscoso al ritmo de nuestros bailes. Yo hice un monologo con baile erótico incluido. Cuando me emborracho siempre me da por hacerme el gogo dancer, la cabaretera, hacer toples, quitarme la ropa, toda la ropa, como una estriper oscura, como una odalisca obscena, quedar desnuda y moviéndome como una culebra caliente y tentadora, arrastrarme en el suelo (tengo una fijación con el suelo), contornearme, estirarme, mojarme entera de sudor maraco. Así me da siempre que me emborracho en discos, fiestas de amigxs o celebraciones familiares. De niñx que he soñado con bailar en clubes nocturnos, seducir bailando en escenarios con neon y poca ropa, que me dejen los billetes en el sutien, tener colegas, mirarnos en complicidad puteril, jugárnosla para mantener calientita a la clientela, dilatar pupilas en circulo colectivo y sensual. Lo he deseado mucho y esa noche junto a las putas feministas fue realidad. 





Que las putas nos tomemos la realidad es fundamental en estos tiempos. La ultraderecha y el feminismo abolicionista tienen en común el odio al sexo libre y a esa libertad de cobrar por sexo. Algo de sagrado parece tener nuestro cuerpo que hasta la energía sexual puede ser un peligro, quizás para el templo que seriamos según los cristianos, quizás para nuestros chacras según los mas progres. De pronto el sexo quiere ser respetado como un trozo de madera que se le llama “palo santo”. No quiero decir que no nos signifique nada la energía sexual (trabajamos con ella), que no nos interese amar y darle la importancia necesaria a nuestros cuerpos. Pero templos no somos. Podemos abortar, intervenírnos quirúrgicamente, meternos hormonas, quitarnos hormonas, cortar, rellenar, ampliar, intoxicar, incluso, destruir nuestro cuerpo,pues también podemos ponerle tarifa a lo que ofrezcamos con el. Así se ha hecho por siglos y se seguirá haciendo. El ritmo de la seducción es un aro infinito. 

Cuando lxs trabajadorxs sexuales nos organizan para trabajar seguras, y que justamente esa seguridad sea posible porque estamos juntas y organizadas es la revolución sexual que muchos quieren ningunear y hasta pensar prohibir. Cuando vemos a colegas sufriendo la condena prejuiciosa de una vida solitaria estas instancias de bailes colectivos, por ejemplo, pueden cambiar esa forma de relacionarse con su realidad a la colega que sufre la soledad de su prostitución más que la prostitución misma. Y es que nos quieren tristes y solitarias. Es lo que nos dicen “terminarás siendo una puta triste y sola”. 



Me parecía hermosa la jauría de putas que eramos esa noche. La sensación de armonía y erotismo sin miedo a golpes no consensuados, sin temor a burlas ni ataques de alguna fobia sexual. Pues que hayamos estado en jauría fue lo que principalmente nos dio esa seguridad. Que yo haya terminado desnuda junto y cruzada con mis colegas-amigas putas fue por la energía protectora de una jauría. Jauría de putas politizadas y empáticas. 

Belladonna Producciones con su NightClub Disidente subvierte la noción de club nocturno politizando la escena erótica, sin excluir todo el goce y vicio que signifique una fiesta sensual, pero con conciencia sexual, posicionándose del lado de las putas y haciendo del disfrute también una protesta. Nos quieren tristes y abandonadas, pero nosotras nos juntamos a bailar y cobrar por sexo. Sin culpas ni vergüenza; orgullosas de nuestra genealogía milenaria de cuerpas al servicio del deseo, no de los hombres, sino del sexo, el placer, ese deseo que nos desborda a todxs, sin excepción.

Si desea más información de la fiesta, cómo asistir a alguna, dejo el mail de contacto: Producciones.belladonna@gmail.com. Escriba sin pudor.
























fotos x @nomujjjer



























fotografias de @nomujjjer (instagram)

Mayo, Santiago de Chile
2019
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