Puto enamorado
![]() | |
foto de diego argote |
Cuando me
preguntan si me he enamorado respondo cuestionándoles su pregunta. Me parece
absurdo. Es como cuando alguien dice la obviedad “los putos también son
personas”. No puedo creer que a estas alturas de la historia aun haya que
aclarar ciertas cosas. “Ojalá algo en mí como puto me imposibilitara enamorarme”,
pienso a veces.
He tenido muchos
pololos y creo haber estado enamorado de la mayoría. Las relaciones que he
tenido desde que comencé a prostituirme han sido breves pero importantes. Uno
de mis pololos más jóvenes se sentía orgulloso de mi prostitución, al menos, al
principio. Otro pololo que tuve no me contó su problema con que yo fuera puto
hasta el día que terminó conmigo. Me dejó llorando en un parque porque
simplemente no podía aguantar más. Ese día comprendí que debía evitar ciertas
relaciones amorosas. Me dejaba muy dañado que terminaran conmigo por ser puto.
Para mí la prostitución es sagrada. Pero justamente el amor es algo inevitable.
Cuando conocí a G lo comprendí.
Con G tuve que
aprender a mentir mejor. Él me había dicho desde el principio que no soportaría
tener un pololo que trabajara teniendo sexo, pero yo solo quería ser su pololo,
así que intenté formas menos convencionales de prostitución, donde no implicara
sexo. Sin embargo, la clientela sexual también es inevitable. Comencé a tener una “doble vida”. No concibo el amor sin el
exceso de sexo y con G bastaba. Follabamos durante horas sin pausas, entonces
no me quedaba la energía ni el deseo para trasladarme a atender algún cliente
ganoso. Pero el deseo de lanzarse a putear también es inevitable cuando siempre
te ha gustado la prostitución. Me deprimía sentirme más pololo y menos puto. No
tuve nunca conflictos morales por mentirle a G, pero mi ansiedad estaba
exacerbada. Siempre al borde de la confesión, no por voluntad, sino por
torpeza. Fueron los días que más deseé que fuese real que un puto no se
enamora. Me sentía tan ligado a G que me parecía insoportable. Hasta mis
clientes se daban cuenta que algo extraño me sucedía. Nunca me costó mucho
besar cuando trabajaba, pero ese tiempo solo deseaba besar a G. Mi relación
estaba siendo una dramática historia sobre un puto enamorado, clásica y
predecible. Era obvio que no podría mentir siempre o, al menos, en algún
momento me descubrirían. Cuando G supo que yo seguía siendo puto sentí que algo
se quebró en mí. La culpa es algo que aborté cuando aborté el cristianismo. Esa
noche volví a sentir culpa.
Terminamos y
volvimos varias veces. Escribí sobre la tragedia de ser un puto enamorado
mientras me dolía el recuerdo de G. Si alguna vez odié el sistema y toda su
educación que nos ha limitado tanto el amor, durante esos días de desamor
comencé a odiar con más intensidad todo esto que nos ha configurado. Entiendo
que el problema no es la prostitución, sino cómo entendemos las relaciones
amorosas. Pero nos han educado desde niños con las mañas románticas, nuestros
padres como primer ejemplo y las cientos de películas románticas donde la puta
solo tiene como destino ser rescatada. Nunca fui rescatado por G porque no me
permití obedecer ese destino. Muchas veces sentí pudor por lo dramático de
nuestra relación. Sus amigos y los míos coincidían en el fracaso inevitable de
cualquier proyecto amoroso entre G y yo. Pero creo que el amor también es una
maldita adicción, como con las drogas, como con la comida; no hay un éxito en
ninguna relación adictiva.
Creo que con G
hemos aprendido a habitar nuestro fracaso. A pesar de la tragedia que nos
separa, seguimos juntándonos. Muchas veces en secreto, a escondidas de ciertas
personas. Son pocos los amigos que pueden comprender nuestra porfía. Pero si
alguien quiere saber cómo se enamora un puto, puedo decir que de la peor forma
posible. Mis amigos putos opinan lo mismo y de la misma forma han fracasado.
Sin embargo, quiero reivindicar el fracaso amoroso y valorar lo porfiado que
podemos llegar a ser. No nos pidan tanto. No estamos acá para hacer bien las
cosas. Con suerte seguimos vivos.
Diario de un puto - The Clinic, 2017
Comentarios
Publicar un comentario