Resistir su esquizopatriotismo
Tanto
el fanatismo futbolero como el religioso, pueden ser comparables con el
patriotismo repentino que le surge a la "suciedad chilena" durante
estos días cuando se dice Perú, mar y limite. El sentido de propiedad más esa
fascista ilusión de patria que hincha el pecho de algunos, exigiendo la
expulsión, incluso, de nuestros peruanos en Chile, me provoca nausea. Una
nausea similar a la que puede provocar un carabinero cuando te desnuda en la
comisaria sólo porque su violencia es legitima, esa misma nausea cuando me doy
cuenta -desde cuarto básico- que las peleas de tierra, mar y cielo sólo son
entre los mismo poderosos y nadie más.
Nos
quieren hacer comer del ají que ellos evitan. No les gusta el ardor de los
malos negocios que han hecho y, como siempre, la historia humana quiere verse
dañada de la mano de enfrentamientos fanáticos entre la misma gente pobre que
nada tenemos que ver con esos malos negocios retroactuales.
Yo
no podría sentirme Chileno. Ya me parece hasta de mal gusto tan sólo pintar una
bandera en mi memoria, menos podría levantar una y gritar que viva un país que
sostiene tal ilusión fascista.
Mi
nacionalidad es trans y es esa contradicción de no querer nación, pero
transitarlas en la fuga cortopunzante de no sentirme parte de ninguna en particular,
faltándole el respeto, mi resistencia.
Transfronterizo y transmaritimo, pero jamás patriótico. Demasiada masculinidad,
mucho color militar y esa fúnebre marcha guiada por símbolos burgueses y
bélicos.
Siempre
he deseado el mar para Bolivia, tengo muy claro todo lo que Chile le ha robado
a Perú y que los dueños de este país hace rato debieron haber arreglado cuentas
con los vecinos. Sin embargo, Chile es la prostituta latinoamericana preferida
de EE.UU. con las piernas muy bien abiertas, lubricada hasta el hartazgo,
siempre dispuesta a ser penetrada y rasgada, si es necesario, para mantener su
hambriento deseo capitalista de contaminarlo todo. Cuando Latinoamérica quiere
unirse por la creación de nuevos imaginarios anticapitalistas, Chile y su servil
prostitución surge para nuevamente permitir que EE.UU. siga experimentando con
este laboratorio del sur que tan útil le ha sido.
Yo
aborto la patria porque no creo en la legitimación de su terrorismo. Abortar la
patria porque no quiero ser chileno ni peruano ni boliviano ni argentino;
aborto la patria porque simplemente no es esa identidad -ni cualquier otra- la
que le da un sentido a mi vida. Somos una multiplicidad de subjetividades
colectivizadas, en constante individualización y despolitización. Nuestra
preocupación no debiera ser si Perú o si Chile o si Bolivia, sino que mantener
nuestra resistencia siempre en colectivo, transfronterizamente -insisto:
transfonterizamente- y politizarnos cada vez más. No se trata de la neoliberal
idea de una América Latina unida al estilo europeo, sino que ,quizás, se trata
de todo nuestro resentimiento en común, de esas fronteras que debiéramos
desconfiar y la necesidad de ponernos en el lugar del otro.
Tengo
claro que no todos pensamos y sentimos igual; para obviedades no gasto palabras.
Tengo claro que el fascismo de cada día brilla tanto en los abusadores como en
ciertos abusados, que la comodidad capitalista ha pasado a formar parte
compleja de cada estilo de vida. Yo no pretendo lo policiaco cuando opino, mi
critica no es un guardia paranoico, así que continúe con su patriotismo esquizofrénico,
neoliberal y servil. Planche su banderita chilena que guarda en su hogar,
exhíbala al vecindario y continúe obedeciéndole al patrón globalizado que sólo
nos quiere esquizofrenicamente patriotas para defender, y nada más que
defender, esos intereses puestos en el cielo, tierra y mar solamente útiles
para su hambriento deseo capitalista.
Somos
un sur en venta. Nuestra vitrina inclusivista en esta neoliberal feria de
variedades, obligándonos a prostituirnos por una cantidad de privilegios
siempre a cambio del control absoluto de nuestro tecno-cuerpo, farmacológica y,
sobre todo, pornográficamente, bajo el foco de este espectáculo nacional, nos
tienen etiquetados con un precio levemente transable, nunca a favor del
vendido, sino que en amplia ventaja al explotador sexual. Somos la sexualidad
en oferta. Identidades variopintas para escoger y llevarlas, cocidas con
alambre a nuestros pliegues, ojalá, por y para ellos, sin la posibilidad de un
despliegue mismo, multiple quizás, al antojo de cada uno y nos designan una
nacionalidad que ni si quiera nos ha calmado el hambre. Una identidad
patriótica que sólo nos mantiene subyugados a la tramposa sobreprotección de un
Estado cristianocapitalista.
Chile
es una mentira mal hecha. La falta de creatividad en sus dueños se evidencia
cada vez que la única diplomacia es lloriquear por unos kilómetros de mar, por
una medida global que, según los poderosos implicados, podría perjudicar la
integridad nacional. El daño ha sido una costumbre nuestra desde hace siglos.
No estamos conociendo un nuevo fallo de la institución sobre nuestros cuerpos.
Son nuestros cuerpos los que deben –deber dictado por sus normas
despolitizadoras- imaginarse nuevas formas de resistencia cada vez más
cortopunzantes, al filo de la amenaza, a ese descontrol que sólo atente contra
sus pretensiones burguesas de llenarnos de ese fanatismo hipermasculinizado
respecto a la identidad patriótica en constante disputa con quienes realmente
debiéramos estar contagiándonos de redes de deseo movilizador, sin respetos ni
individualismos disfrazados de pacifismo, contradictoriamente, que promuevan el
odio a otras personas de tonalidades de piel, acentos afuerinos, víctimas de la
misma subyugación que nos obliga la identidad Chilena, en este caso.
Somos
sus consumidores favoritos. Lo fuimos experimentalmente durante la dictadura
militar y hoy, a sus malditos 40 años del Golpe, la gente sigue sintiendo la
sangre arder cuando una propiedad, ni si quiera propia de los pueblos a la
fuerza asignados chilenos, se ve amenazada de la intervención de otros. Sienten
suyo el dolor del patrón. Se preocupan de sobremanera las pérdidas de la
oficialista burguesía siempre sedienta de más fluidos neoliberales. No es
curioso que gente de clase baja se hinche de rabia y orgullo por ese mar
supuestamente ganado con ese limite que divide Chile de Perú –o viceversa-,
reafirmándonos un imaginario cada vez más bélico, aterrorizado, casi en shock
para luego, simplemente, embetunarse un poco de lubricante y, aunque duela por
la poca lubricación, meternos su gran falo ansioso de más cuerpos penetrables,
identificables y seducidos por su orden y debilucha ilusión nacionalista
multicultural. A chile siempre le duele en realidad, pero sus dueños están
acostumbrados y agradecidos de tanto fluido expulsado violentamente entre sus
entrañas.
Yo
sólo continúo con la nausea. El hartazgo de sus solemnidades me tiene
cómicamente resentido, pero resentido al fin y al cabo. La nausea es cuando
huelo fascismo popular –porque hay fragmentos del pueblo muy serviles al placer
capitalista- y escucho o leo en Facebook posteos que sólo relinchan a propósito
de la propiedad no propia de un Chile que ejercita cada vez mejor y se vuelve
la cortezana más aplicada del imperio postmoderno del norte.
Nosotrxs
no tenemos nada que perder. Hemos perdido históricamente y ahora sólo nos queda
contratacar ¿Cómo contratacar una fuerza camaleónica que sólo nos quiere
succionar y rellenar una y cientos de veces sin darnos la posibilidad de un
afuera para sanarnos un poco de su trastorno sistémico en tiempos donde hasta
nuestra poética del resentimiento se ve infectada por sus códigos
microfascitas? ¿Se puede prescindir de la patria sin caer en el caricaturezco
miedo a un caos sin cabezas ni agua potable? ¿De cuánto nos han servido los
monumentos levantados en honor a una bandera tricolor? ¿Estamos conformes con
este esquizopatriotismo que sólo nos provoca la individulización, entregándole
al poder global toda nuestra satisfacción reducida a símbolos fascistas y
nociones retrogradas? ¿Dónde está el progreso de esta sobrevalorada democracia
si sólo se quiere mantener una autoridad negociada –tranfugamente negociada-
por sobre un, ojalá, eterno subalterno que no quiera desinteresarse de esos tramposos
privilegios que, insisto, sólo siguen aventajando a los que desde el principio
de esta mala jugada, han deseado seguir aventajándose desesperadamente y con
todo en supuesto e iluso control.
Pero
tenemos el impulso político de la fuga. Nuestra ambigüedad transfronteriza
puede ser una resistencia (o parte de otras resistencias colectivizadas) para
poder sobrevivir un tiempo más, hasta que se nos canse el cuerpo de tanto ponerlo
en la lucha que parece siempre reprimir mejor y más sofisticadamente. La
caricatura del barbudo o la bigotuda antisistema que sueña con una comunidad
aislada del capitalismo contemporáneo sólo debe ser la burda ilusión que ellos
tienen de nosotrxs. Quizás se imaginan, pero se obligan a pensarnos obedientes
y están convencidos –justamente convencidos, a mi pesar- de que varios
plancharán perfectamente su banderita chilena para asegurarse una medidas
cartográficas que no sirven nada más que para acrecentar el poder de los poderosos.
Nosotrxs sabemos que estamos en constante venta por ese deseo esquizopatriotico
neoliberal, pero nos intentamos robar y reapropiar de nuestro odio neutralizado
por sus ofertas belicas tinturadas de burguesía democrática, haciendo de
nuestro cuerpo, si quiera –ya que, al parecer, nos pertenece- un campo de
batalla, pero no contra otros pueblos sino de su control paternalista vestido
de verde militar que sólo nos dice “Con orden y calma”.
La
guerra marítima ha sido una leyenda. Nuestra guerra a enfrentar está en esta
identidad patriota que nos han metido por el recto, a costa de fisuras y
sangramientos oceánicos. Los fusiles están en sus manos; está claro donde anida
el terrorismo y, justamente nosotrxs, mapuches, peruanos, chilenos, bolivianos,
no somos los que presionan del gatillo sin antes mirarnos el puño enrabiado,
nada más que el puño enrabiado en la mentirosa vulnerabilidad que nos quieren
imponer a punta de cañones. La dictadura militar ya acabó y fue ampliamente
reconocida por el Estado. La dictadura identitaria, esa que encarcela nuestros
cuerpos en toma colectiva, sigue viva y ardiendo como una flama peligrosamente
hermosa en el interior de cada pecho desvergonzadamente chileno que reclama por
los intereses de su patrón global. Mi resistencia es nuestra resistencia –o
viceversa- y la única postal que pudiéramos regalarles a estos uniformes
sirvientes del imperio, serian nuestras capuchas de la mano de un beso molotov
justo en el centro de su gran cena nacional. Una bella postal para sus archivos
de verano en la costa norte del país.
Te encuentro razon en varios puntos en otros no tanto y es valido tambien, igual me gustaria decirte cuanto te admiro en tanto que has dicho, a mis 18 años he decidio tomar en cuenta en mi vida algunos de tus dichos que realmente han sonado muy fuerte en mi a pesar que siempre han sido lemas en mi vida pero jamas escuche de nadie, talvez por ignoracia de los que si lo han dicho pero solo de ti lo he escuchado, que es primero: que la igualdad no existe y que debemos vivir en las diferencias, y el tema de respeto (impuesto) y admiracion,(no impuesto) , quiero agregar tambien el tema de la fe, no se quizas hallas leido a dan brown en su libro el codigo da vinci cuando dice que la fe es la mayor mentira que el hombre pudo inventar que es solo el fundamento en que se basa la iglesia para vivir en sus mentiras y tantas otras tambien. Solo te pido que sigas asi que sigas viviendo esa libertad humana que debio existir desde siempre y que existe mucho mas de lo que se ve a simple vista, que nadie tiene derecho sobre nadie como dirias tu nauseas senti cuando larrain se atreve a decir que los homosexuales no tienen DERECHO a casarse, atreverse a hablar de derechos de los humanos, tener la patudez de dictaminar quien tiene derecho y quien no, o siquiera poder decir que él dictamina los derechos de otros me sigue descomponiendo quien mierda es el? Bueno un saludo y me gustaria igual si alguna vez podrias hablar que piensas de la masoneria
ResponderEliminarque se acabe chile y abortemos el mundo.
ResponderEliminarquería escribirte un mail pero no encontré ni uno, así que te escribo acá por si lo ves alguna vez.
a veces te leo, hace tiempo no lo hacía y ahora escribía un poco y me acordé de ti.
te escribiría caleta, pero que paja, así que te cuento mejor: hago fanzines, libritos, edito varias cosas
y ahora estoy en proceso de una colección erótica, con ilustraciones de amigos como de otros ilustradores hermosos como Bayros, fotografías, libros de Bataille también. Y me acordé de ti, aunque sé que estás en lo del libro, quizás si te tinca y está la disposición de editar algunos textos tuyos o no sé si escribes máss en otro lado, o quizás el permiso pa sacar algunas cosas de aquí mismo. Es proyecto personal, autogestión y do it yourself no más, y ahora quiero dejar mejor todo, más dedicado y 'bonito'. pero bueno, es una invitación pa cualquier día de la vida.
http://ixayaediciones.tumblr.com/post/68163841662/split-como-ves-las-hostias-no-son-otra-cosa-que
eso, terminé escribiendo harto al final.
te dejo mi mail cualquier cosa ixayatoktli (at) gmail.com
abrazos, hartos.
A.