Soy una dueña de casa postmoderna
No soy pasivo. No
soy activo y me parece ridículo eso de “ser moderno”. ¿Cuál es la modernidad en
la cama? ¿Qué te lo metan y meterlo por el culo es una modernidad? ¿Sólo
disfrutar por el ano es lo antiguo? ¿Es una modernidad continuar enfocándose en
los genitales para provocar placer sexual? ¿Hay más que meter y sacar penes?
¿Hay más que dilatar anos? Una vez me preguntaron cuál era mi rol sexual y yo
dije “soy una dueña de casa postmoderna”.
Desde niño me
pareció entretenido jugar con mis sensaciones rectales. Aguantar la caca hasta
mi pubertad me parecía placentero y luego ir al baño, cerrar los ojos y
percibir la dilatación al momento de defecar me parecía bastante delicioso. Primero
fue mi ano, luego mi pene. Primero fue la cosquilla rectal, luego fue la
sobrevalorada erección de mi pene. Así la recuerdo yo, así la quiero relatar. Pero
ya he crecido, ya he dejado de enfocarme en el pene y el ano como únicos receptores
y emisores de placer sexual. Tendría que ser bastante conservador para seguir
creyendo a esta altura de la historia de
mi cuerpo en algo tan monótono como lo genital y seguir “respetando” el cuerpo
de forma tan organizada y, simplemente, aburridora.
Prefiero estar
siempre abierto a toda posibilidad de disfrute. Prefiero mantenerme siempre en
experimentación, por muy desconocido que sea. El sadomasoquismo me ha atraído cada
vez más, pero tampoco me declaro sadomasoquista. El voyerismo es una delicia,
el exhibicionismo mediatizado me fascina. Pero la idea es hacer del cuerpo,
respecto al placer, un laboratorio propio. Experimentar hasta con nuestros
ascos y llegar a probar lo que jamás hubiésemos imaginado. ¿Qué se pierde? ¿Un
poco de decencia? ¿Se pierde moral? Puras leseras cristianas que en mi caso no
influyen.
La prostitución me
ha servido para seguir aprendiendo distintas maneras de pasarlo bien. Creo que
hay que desobedecer, solamente, a esos prejuicios que nos mete la cultura sin
preguntarnos, desobedecer la educación sexual que nos han impuesto y olvidarse
de esa queja que los padres alguna vez nos hicieron al descubrirnos un poquito más
templados que el resto de la familia. Dicen que hay que arrepentirse de lo que
uno no haga y yo no estoy dispuesto a morir con el mismo cuestionamiento
conservador de si soy activo o pasivo o moderno. El sexo es mejor cuando es
improvisado, a veces y cuando es un misterio. Yo no me acuesto con la gente
luego de preguntarles el rol sexual. Me parece estúpido y hasta mata pasiones. Prefiero
sorprenderme ahí mismo y disfrutar con esas contradicciones que muchas veces
suelen ser más deliciosas que tanta coherencia. No hay nada más rico que ser
una dueña de casa postmoderna: los plátanos de la frutera pueden servir más que
para un rico postre, la mermelada para el pan puede ser mucho más útil y sabrosa
si se quiere.
Creatividad. El sexo
-la sexualidad en realidad- es pura creatividad. No seamos monótonos y
superemos esas aburridoras clasificaciones tan manoseadas en la pornografía diaria
del homosexual.
Comentarios
Publicar un comentario