La fantasia del hincha



Lo único que me divierte de las épocas futboleras son los close-up en los futbolistas, su sudor, las piernas, el culo, la cara de extasiados que tienen cuando meten un gol. También me gustan los hinchas que prefieren celebrar pagando por sexo con un putito como yo. El orgullo futbolero, esa especie de pasión delirante me hostiga, pero cuando llegan medios acalorados, hediondos a celebración en Plaza Italia, no me cuesta nada complacerlos en su delirio. La fantasía con el “shorcito” futbolero, las calcetas casi hasta las rodillas se repiten durante todo el año, sobre todo estos días. Las camisetas de algún equipo o de la selección chilena suelen ser bastante calentonas y rentables. 


Hace unos días un cliente me pidió que me pusiera una camiseta del Colo-Colo; me trajo el uniforme completo. Jugamos a que era mi entrenador, pero en resumen era culiar vestidos de futbolista. Él también tenía su uniforme blanco y negro. Las pantorrillas del hincha estaban bien tonificadas y el borde de sus calcetas, con la típica franja deportiva era uno de sus rincones más sexies.  A ratos se ponía a hablar de futbol y a comentar lo calentón de ciertos jugadores. Yo solo conozco a los futbolistas que aparecen en comerciales. Le conté de las veces que me masturbé imaginando a Alexis Sánchez culeando con Jhonny Herrera y me bajó solo un poco el short para metérmelo por unos minutos.

La euforia de un hincha enamorado de sus héroes lo vuelve todo muy intenso, pegajoso y deliciosamente violento. Quizás es la misma pulsión que les estalla cuando ven un gol. En ningún momento me quitó el uniforme, pero me levantó, me bajó, me aplastó y me dio todas las instrucciones que quiso. Tenía que chupárselo sin bajarle el short y debía sudar lo que más pudiera, me pidió. “No me cuesta mojar la camiseta”, le dije cuando fue mi turno meterle los goles que había pagado.

Culiar con el indio estampado no me parece una fantasía aburrida. Quizás el futbol me provoque sueño y el fanatismo en todas sus formas me hostigue, pero toda esa masculinidad en venta de las épocas futboleras me parece de lo más estimulante y conveniente. Un hincha y un futbolista en sus días solo quieren desparramar toda esa pasión que los tonifica.

Cuando acabó lo hizo gritando hacia adentro. Fue una “u” extendida hasta botar todo el aire. Me dio risa porque después se percató de la ironía. Lo chistoso de los hinchas de equipos como el Colo o la U es esa extrema rivalidad hasta en sonidos y colores. Le devolví la ropa completamente sudada y tibia. La guardó de inmediato en una bolsa que guardó en un bolso. “Este es el mejor trofeo que me llevo pa la casa, Camilito”. No le quise decir que me gustaría culiar con el traje de la U, pero antes de irse le conté que me quedé con ganas de hacerlo luego con el traje de la selección chilena y quizás unir a otros al equipo. Me pidió que viera los partidos estos días para tener qué conversar la próxima cita. Por suerte es uno de mis fetiches favoritos el futbolista. Ojalá abundan los close-up en el short de Alexis Sánchez y cada vez que hayan goles el equipo se abalance y se manoseen extasiados en su celebración.

Si no fuera por esa tensión sexual de las cosas “entre hombres”, no valdría la pena soportar tanto baboso angustiado por un simple juego.



"Diario de un Puto" The Clinic 2015

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